La vereda de la casa de Guayi fue testigo de una bella tarde cargada de momentos de nostalgia, anécdotas y recuerdos de un barrio en el que aun hoy, en la locura del vivir actual, mantiene ciertas costumbres que llevan a los vecinos a estar conectados, de una u otra forma. ¿La excusa? Volver a la vieja tradición de sacar alguna silla a la vereda, sentarse a disfrutar de un buen terere y charlar con los compueblanos para poder homenajear a una antigua habitante y a su inolvidable hija.

El encargado de lograr tan bella amalgama fue el escritor Ivan Silvero, quien se encargó de plasmar el cuento “Sillas en la Vereda”, donde se fusionan distintos elementos tan propios de la cultura del Paraguay, como la silla, la vereda, el terere, las charlas, además de valores muy “del paraguayo”, como la solidaridad, la compañía, la generosidad y el apoyo emocional. Esta joya fue hermosamente ilustrada por la reconocida artista Ameli Schneider, como homenaje no solo a Guayi, madre de Ana, sino a la propia Ivanova, de quien el autor fue amigo desde la infancia, creciendo ambos en el tradicional barrio Bernardino Caballero; escenario de las travesuras y las historias que se encuentran ya plasmadas en “Sillas en la Vereda”. Tal como lo expreso Silvero, “la idea es rememorar esos momentos donde con el vecino uno hablaba de todo: de su club, de las vivencias e incluso arreglaban la propia vida y el mundo”, y que mejor celebración que dedicar la obra a Ana y a su madre.

Y que mejor manera de amenizar tan bello momento que con la compañía de vecinos, vecinas, amigos y amigas de Guayi y de Ana, que se acercaron a compartir una ronda de terere y anécdotas en plena vereda, cuya especie de altar lo constituye la Biblioteca Callejera N.º 188, habilitada hace pocos días atrás, bajo la atenta mirada de Álvaro Giménez. Este hermoso espacio literario, también pensado como una celebración de la vida y obra de Ana Ivanova, propone reinventar el concepto de “Biblioteca” hacia un espacio más público, natural y de acceso libre por lo cual la palabra “Callejera” se asocia como el medio comunitario por el cual las personas se encuentran, se comunican y colaboran entre sí. Los asistentes, además de escuchar un fragmento del cuento, tan pintorescamente leído e interpretado por Ivan Silvero -cuya particular forma de escribir arranco más de una risa-, tuvieron la oportunidad de poder pintar sillas en la muralla de la casa de Ana. Esta redactora se emocionó al volver a evocar imágenes mentales de la niñez, al ver a las amistades sentadas charlando en plena vereda asuncena. Entre los que hicieron presencia, estuvo la reconocida artista plástica Lucy Yegros, quien deleito a todos con anécdotas e historias muy propias del sentir popular paraguayo, mientras hacia gala de su increíble genio artístico al “redecorar” una vieja silla de la cual solo quedaba el esqueleto en madera, para convertirla en una preciosa pieza llena de color y mucho cariño transmitido por las conversaciones e historias de los que allí se encontraban.

Así que, la invitación esta hecha: en la vereda de la casa de Ana, no solo encontraran buena literatura, sino que también podrán tomar un respiro, frenar de la vorágine de la vida diaria por un momento, acercar una silla y un buen terere, con la seguridad de que al momento, aparecerá alguien que haga compañía al que busca un oasis a la vera del camino.
