Hablar de los grandes futbolistas luqueños es hablar de varios jugadores que deslumbraron no sólo en el club y la selección paraguaya, sino en el mundo entero. Citando tan solo a algunos, se puede nombrar a los hermanos Silvio y José Parodi, Sixto Lionel Bareiro, Julio César Romero (Romerito), Rolando Marciano y José Luis Chilavert, entre otros. También varios entrenadores dejaron su sello propio en la institución; como el italiano Vassilio Bartoli en la década de 1950, más adelante Aurelio González y Carlos Arce, por citar sólo algunos.
Hoy rememoramos a un pintoresco jugador auriazul, como lo fue Carlos Arce Caceres, que nacio el 14 de agosto de 1929 en la ciudad de Yaguarón. Se casó con Doña Elvira Benitez (hermana del músico Rodrigo Benitez), con quien tuvo una hija Gladys Mirian (de nacionalidad colombiana) y un hijo del corazón, Horacio A. Ruiz; tuvo un solo nieto, Marcelo Ruiz Arce.
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Realizó sus estudios primarios en su ciudad natal; la secundaria en el Colegio Normal Vocacional de su ciudad; estando en el 5º curso ya debutó en el Sportivo Yaguarón, a pesar de que Arce era un fanático del 14 de julio FBC. Ya rápidamente, fue traído y fichado al Sportivo Luqueño por Don Pancho Pérez y Don Pedro Pablo Gómez, dirigentes del Luqueño, atendiendo su buena calidad de atleta; era ágil con la pierna izquierda. Su primer técnico fue Don Manuel González y luego Don Gerardo Sandoval, allá por el año 1945.
Vistió la casaca del Sportivo Luqueño por 5 años.
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En el año 1948, la famosa delantera del Sportivo Luqueño estaba integrado por: Epifanio Castillo; Cristaldo; Dionisio Arce; Luis Montebruno y Carlos Arce, posteriormente, también acompañó a José y Silvio Parodi. Fue llamado a integrar la Selección Paraguaya, que jugó las eliminatorias en 1953, para el mundial de Suecia 1954.
Del Sportivo Luqueño fue transferido al Boca Juniors de Cali-Colombia, donde jugó por tres años, acompañado por grandes jugadores. Luego volvió al Sportivo Luqueño, donde marcó varios goles; luego jugó en el club Guaraní, en el Nacional y Libertad de la entonces, Liga Paraguaya de Fútbol.
Posteriormente fue transferido al Centro Iqueño del fútbol Peruano. Con este club se consagró campeón de la Liga. De ahí pasa a jugar en el Club Santiago Morning, de la primera división del fútbol chileno.
Posteriormente sigue el curso de Técnico Deportivo, obteniendo el título correspondiente, luego realiza varias especializaciones en diversos países.
Jugo 19 años en Primera División como atleta y estuvo por 55 años como atleta y técnico. Dirigió casi todos los equipos de fútbol de la primera división capitalina, a excepción de Cerro Porteño y Olimpia.
Clubes del exterior siendo técnico deportivo:
– The Strongers (Bolivia, campeón por tres años).
– Centro Iqueño (Lima Perú, campeón en Primera División)
– Santiago Morning (Chile, campeón en primera division).
– Estudiantes de Merida Venezuela
– Liga Deportiva Universitaria (Quito Ecuador)
En el club de sus amores, fue contratado como Director Técnico, en diversas oportunidades; en la mayoría de las veces, cuando el Club se encontraba en situaciones difíciles, hasta en ocasiones realizó la labor sin recibir paga alguna; por lo que se lo considera como el » Salvador de Sportivo Luqueño».
Como jugador, en el año 1953, fue Campeón con el Sportivo Luqueño.
En 1975, se consagró Vice Campeón de la Primera división de la Liga Paraguaya de fútbol, con derecho a participar de la copa Libertadores de América.
Fue distinguido como » Hijo dilecto de Luque» por el Municipio de Luque; y «Ciudadano Ilustre» por el Centro Balderama de Luque.
Falleció en Luque, el 3 de enero de 2009.
Se transcribe el comentario del periodista José María Troche, sobre las cualidades de Don Carlitos Arce, como Técnico y como jugador: » locuaz, verborrágico, espontáneo, pintoresco, sabio, trabajador incansable, enamorado del fútbol, estudioso. Sí, Carlitos Arce, era todo eso y mucho más, sus pasos por el futbol, han dejado huellas imborrables, no solamente aquí donde jugó y dirigió sino también en las numerosas canchas y clubes de todo el continente donde demostró su talento, su férrea voluntad y una disciplina a toda prueba».