“Alcanzar el éxito es haber dejado un legado que trascienda las barreras del tiempo y se reconozca en todo el mundo. Y el mérito es haberlo logrado con esfuerzo, dedicación, patriotismo y humildad.” Asi comienza la dedicatoria hecha por Maria Esperanza Ortiz, en la publicación que la Fundacion Demetrio Ortiz realizo en conmemoración a un año mas del natalicio del gran artista paraguayo, Demetrio Ortiz. Y no es para menos, ya que hablar de Ortiz, es referirse a un artista paraguayo destacado, que logro trascender las fronteras para hacer que la guarania fuese conocida más allá del territorio paraguayo. Y asi lo testimonian incomparables composiciones como “Mis Noches sin Ti” – versionada en innumerables ocasiones por artistas de todo el mundo – y “Recuerdos de Ypakarai” – que transporta al que lo escucha al lago azul -, con lo que dicho género musical logro posicionarse universalmente. Esta redacción recomienda a los lectores, la versión de Paiko de “Mis Noches sin ti”, que fusiona la esencia de Ortiz con un toque propio y moderno del afamado grupo nacional, y la versión de Cecilia Henriquez con Rigoberto Arevalo y su Trio De Siempre, de “Recuerdos de Ypakarai”, que tiene ese toque acustico tan melodioso y profundo.
Oriundo de Piribebuy, Departamento de la Cordillera, Demetrio Ortiz llegaba al mundo el 22 de diciembre de 1916. Su infancia transcurrió en Formosa (Argentina), hasta que como consecuencia de la precaria situación de la familia hubo de trabajar de aprendiz de diversos oficios en Asunción. Según Luis Szaran, “comenzó su actividad musical en 1936 y en 1937 actuaba como cantante, guitarrista y actor en el grupo Aficionados del General Santos. “En 1938 pasó a formar parte del conjunto Ocara Poty, de Zoilo F. Cantero, y en 1939, Mandu’a Rory”.
Luego, Demetrio fue parte del Trío Asunceno (1943), conjunto formado con Ignacio Melgarejo y Digno Garcia, con el que actuó hasta 1946 en Brasil. “En el año 1943, en febrero, compuso su célebre canción, “Mis noches sin ti”, dedicada a su madre, Maria Blasida Vargas de Ortiz, quien se había quedado en Asunción, a esperar a su hijo, con la ilusión de que pudiera tener éxito en la carrera artística elegida por el, que ella siempre alentó, según lo relata la propia hija de Demetrio, María Esperanza Ortiz. Esta fue la guarania que le dio fama internacional, y considerada la mas versionada del mundo. Luego de que los tres jóvenes artistas regresaran de Brasil, en 1946, la musa que inspiro esta composición, la madre de Ortiz, fallece el 10 de octubre de 1946, habiendo podido escuchar en vida tan bella musica y ser testigo del incipiente éxito que ya demostraba su hijo.
Al año siguiente, cuando estalló la Segunda Guerra Civil Paraguaya, se trasladó con Ignacio Melgarejo y Herminio Giménez a Argentina. En Buenos Aires se incorporó al conjunto de Félix Pérez Cardozo hasta 1950 y ejerció como profesor de música. Posteriormente formó su propia orquesta y desplegó una incesante actividad en pro del folclore paraguayo y la lengua guaraní; llegó incluso a escribir una obra teatral, Anivena Karaíkuera (¡Basta, señores!), que se estrenó en 1956 en el Teatro Apolo de Buenos Aires.
Actualmente, la Fundación Demetrio Ortiz, de la mano de la María Esperanza Ortiz, hija del artista, viene trabajando incansablemente para poner en valor el legado del Maestro Demetrio Ortiz y otros artistas que han posicionado la música del Paraguay en el mundo y dar oportunidad a los jóvenes artistas paraguayos. Salud al cielo, Maestro, ¡para celebrar tu legado!